Caminar rápido se asocia a un envejecimiento más lento
Un nuevo estudio expone un posible vínculo entre caminar a paso ligero y la edad biológica de los pacientes
Un estilo de vida más activo es una de las formas más idóneas de combatir algunos de los efectos del envejecimiento. Ahora, un nuevo estudio ha informado de un posible vínculo entre caminar a paso ligero y la edad biológica, medida por la longitud de los telómetros de los leucocitos (LTL), uno de los biomarcadores que los científicos creen que podemos usar para evaluar la velocidad a la que envejece el cuerpo humano.
Caminar y la edad biológica
La investigación utilizó una gran cantidad de datos genéticos para mostrar que aquellos que se mueven más rápido pueden beneficiarse de una vida útil más larga. En 2019, los expertos de la Universidad de Leicester, Reino Unido, mostraron en un estudio anterior que caminar despacio a los 40 años se asociaba con marcadores biológicos de envejecimiento acelerado.
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También demostraron previamente que solo 10 minutos de caminata rápida al día podrían aumentar la esperanza de vida de una persona hasta en tres años. Ahora, estos científicos han aprovechado los datos genéticos para confirmar que lo que dicen es un vínculo causal.
Caminar no requiere entrenamiento ni equipo especial, y los investigadores sugieren que podría usarse con más frecuencia en tratamientos como una forma de mejorar la salud cuando sea conveniente.
“Aunque anteriormente demostramos que el ritmo de la caminata es un predictor muy fuerte del estado de salud, no hemos podido confirmar que adoptar un ritmo de caminata rápido realmente provoque una mejor salud“, aclara Tom Yates, kinesiólogo de la Universidad de Leicester.
“En este estudio, utilizamos la información contenida en el perfil genético de las personas para mostrar que es probable que un ritmo de caminata más rápido conduzca a una edad biológica más joven, según lo medido por los telómeros“.
La importancia de los telómeros
Los expertos utilizaron la base de datos del Biobanco del Reino Unido y obtuvieron registros de 405,981 personas de mediana edad. Su análisis sugirió un vínculo causal entre caminar a paso ligero y la longitud de los telómeros, independientemente de cualquier actividad física.
La diferencia entre los clasificados como caminantes rápidos y lentos fue una diferencia de 16 años, según la longitud de los telómeros, escriben los científicos en su trabajo de investigación.
“Esto sugiere que medidas como una velocidad de marcha habitualmente más lenta son una forma sencilla de identificar a las personas con mayor riesgo de enfermedades crónicas o envejecimiento no saludable, y que la intensidad de la actividad puede desempeñar un papel importante en la optimización de las intervenciones“, dijo Paddy. Dempsey, líder del estudio.
Los telómeros son los extremos de los cromosomas que los protegen del daño y, por esa razón, están en el centro de muchas investigaciones sobre los efectos del envejecimiento. A medida que nuestras células se dividen, los telómeros se acortan y finalmente evitan que la célula se divida más, convirtiéndolas en lo que se conoce como célula senescente.
Conforme nos hacemos mayores los telómeros se reducen de forma natural. De ahí que su longitud sea considerada un marcador útil para medir la edad biológica.
“Por ejemplo, además de aumentar la cantidad de pasos a pie en general, aquellos que puedan hacerlo podrían aspirar a aumentar la cantidad de pasos completados en un tiempo determinado, por ejemplo, caminando más rápido hasta la parada del autobús. Sin embargo, esto requiere más investigación“, apuntan los autores en su estudio publicado en la revista Communications Biology.
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Autor: I.S con información de Muy Interesante
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