¿Libros de texto en el iPad?

Desde que a principios de aí±o se lanzara al mercado el iPad, la tableta de Apple, a nadie le pasó desapercibido que este dispositivo se convertí­a,   sin pasar por ninguna casilla intermedia, en el aparato ideal para usos a los que un lector de libros electrónicos tipo Kindle de Amazon, Sony Reader y otros del estilo basados en la llamada “tinta electrónica” (e-ink) no podí­an llegar: reproducción de libros con vistosa ilustración,   comics   o ví­deos de alta resolución y acceso a Internet desde cualquier lugar.

Y ello con la ventaja de tener esas caracterí­sticas en el cuerpo de un gadget muy manejable y portable pero con una pantalla generosa, suficiente amplia incluso para que en ella los estudiantes pudieran contener sus libros de texto. ¿Te imaginas ir a clase llevando en tu bolsa o mochila simplemente un iPad, un tablet con Android u otro sistema operativo?

En primer lugar no harí­a falta tanto estudio ni informe de expertos sobre los perjuicios que a la espalda de los escolares   ocasiona esa impedimenta casi militar compuesta de enormes fardos de libros. Pero lejos de dejarlo en una mera cuestión de traumatologí­a o fisioterapia, el ir a clase con iPad redundarí­a en otra serie de beneficios para los jóvenes en edad escolar y sus familias:

En primer lugar, el ahorro presupuestario de las familias. La percepción de la gente es que los libros de texto tradicionales son caros o muy caros. Sabes perfectamente cuándo llega septiembre por ese comentario de tus padres “A ver qué factura nos pasa el colegio este aí±o” o “habrá que ahorrar para los libros de los nií±os“. Los libros descargados a una tablet no tienen por qué ser gratuitos, pero en todo caso, sí­ que serí­an más baratos que las ediciones impresas.

En segundo lugar, ¿qué me decí­s de los aspectos ecológicos del tema? Aun suponiendo que mucha parte de los libros de texto actuales se confeccionen con materiales reciclados (y, a su vez, reciclables) el ahorro en papel y su repercusión en el medio ambiente serí­a muchí­simo más que notable. No te voy a decir que la selva amazónica se salvase de la deforestación, pero… por ahí­ andarí­a la cosa :)

Puede que también le pudiésemos buscar el lado productivo al asunto. Hablamos de ahorro de tiempo, de mejor organización del alumno al tener todos los recursos educativos centralizados en una sola consola, en un solo dispositivo con acceso casi instantáneo desde cualquier lugar y circunstancia. ¿Cómo redundarí­a esto en la organización del escolar?

Por otro lado, el aspecto de usabilidad e interactividad con la tecnologí­a. Si uno de los pilares que sujeta la nueva educación es el acceso cada vez más temprano a las nuevas tecnologí­as, la introducción de estos dispositivos, el aprendizaje diario a través de su pantalla táctil, el manejo fluí­do de información en estos soportes, serí­a algo casi obligado por la normativa.   Hace poco leí­amos que algunas empresas utilizan dispositivos de íºltima generación en los procesos de selección de su personal, argumentando que consideran fundamental la capacidad de sus futuros empleados para desenvolverse con las nuevas tecnologí­as y los gadgets más novedosos. Si este va a ser el futuro profesional, ¿por qué no habituarse ya a ello desde el colegio?

Bueno, yo no sé qué pensarás tíº. A lo mejor eres de los que prefieres el olor a nuevo de los libros de texto  y comprar mucho forro para plastificarlos y que se conserven siempre como el primer dí­a. Ya nos dirás.

Sea como fuere el iPad y tablets similares han venido para quedarse. Aunque el dispositivo de Apple barrió el récord de ventas de un gadget en menos tiempo, poco a poco las tablets con Android van recortando cota de mercado y en todo caso, este tipo de dispositivo, con independencia de su sistema operativo o marca, le está asestando un duro varapalo comercial a los portátiles tradicionales, laptops, netbooks, etc. Su popularización no deberí­a tardar mucho en llegar también al entorno educativo. ¿Veremos iPads pronto en clase?

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