Mientras se habla sin cesar de una necesidad de cambio del sistema educativo a favor de una evaluación global de los alumnos donde no cuente tanto la prueba final como todo un curso de actividades, trabajos, tesis, proyectos académicos, etc, lo cierto es que donde se juega uno el ser o no ser, el pasar o no pasar, el seguir o el quedarse es en los exámenes finales de mayo y/o de junio.
Nosotros queremos ayudarte en este duro trance. Seguramente unos llevaréis mejor que otros el presentaros a un examen y demostrar en una maí±ana o en una tarde todo lo que habéis aprendido en el curso. Al centrarse todo en una prueba o un par de pruebas, es fundamental acudir a los exámenes con el ánimo bien templado y mucha confianza en uno mismo.
Algunas de las soluciones de urgencia que te proponemos son éstas. Toma nota:
1) Sin descanso no hay victoria
No eres una máquina. No se puede estar a tope siempre. El sueí±o reparador de 6 ó 7 horas es tu verdadero combustible y el dato más favorable para que tu cerebro-motor no se “gripe”. Igualmente, cada dos horas de estudio es bueno que hagas una pequeí±a pausa de 10 minutos: nos gustaría decirte que tienes más tiempo, pero estamos en el sprint final y hay que darlo todo.
2) Todos los apuntes bien ordenados
El caos no debe existir en tu escritorio. Repetimos: ordena los apuntes que vas a estudiar para la prueba más inmediata. Despeja la mesa del resto de cosas que no harán más que provocarte un agobio más profundo o la inquietud de que te queda mucho por hacer. Sé minimalista
3) Sacar los conceptos claves
La proximidad de los exámenes en estos días, y el hecho de que en pocas jornadas tengas pruebas diferentes, llevan a la conclusión de que, efectivamente, “no te lo puedes estudiar todo de nuevo y de nuevas”. Ni se te ocurra tratar de empollarte algo que no hayas visto siquiera una vez en clase o en anteriores sesiones de estudio. De esos apuntes que tengas encima de la mesa toca hacer una revisión rápida superficial para extraer los datos clave, las cuestiones más importantes, lo verdaderamente esencial, que casi siempre será aquéllo que nos dé, al menos, el aprobado, el “puede usted pasar“. Convéncete de que los nervios te pueden jugar la mala pasada de hacerte creer que “absolutamente todo es importante“. No es así. Repítetelo. Ganarás mucho tiempo cuanto antes te lo creas.
4) Esquematiza y repite, esquematiza y repite
¿Ya tienes los conceptos claves, lo verdaderamente esencial? Muy bien, pues ahora hazte un esquema de eso. Reduce todo lo grueso a la mitad: haz “delgados” tus apuntes y luego si sobra tiempo desarrolla, profundiza en un tema. Hecho los esquemas, los apuntes “delgados”, puedes usar estos dos métodos: lee muy despacio una sóla vez el esquema; o bien, lee deprisa 5 o más veces esos puntos esenciales. A mí me da más resultado la primera: prefiero hacer una lectura lenta y reflexiva que el repetir varias veces como un papagayo: a mí me “cala” más la primera vía. Pero aquí tienes que escoger la forma que mejor vaya contigo.
5) Domina tu ansiedad
Poco lejos vas a ir si andas pensando continuamente en que “no te lo sabes” o en que “no te entra nada en la cabeza“. Son jugarretas que te gastan los nervios y la precipitación que hay en estos días. Todo el mundo se pone nervioso ante un examen, algunos más, otros menos, unos lo exteriorizan como flanes y otros son témpanos de hielo, pero nervios hay, en todo el mundo. El dominarlos es esencial para conseguir el éxito. Pensar con claridad es necesario para poder memorizar. Por ello te aconsejamos toda suerte de ejercicios que te ayuden a centrarte y a calmarte. Aquí tienes algunas estupendas técnicas de relajación.
En breve te diremos lo que hay que hacer el mismo día del examen para que no vayas dando trompicones.
Recuerda: sé positivo y organizado, descansa, combina estudio con relajación.