Al igual que ocurre en otras enfermedades autoinmunes, la vasculitis no es una dolencia en sí, sino que se usa como término para englobar un conjunto de enfermedades que tienen una cosa en común: la inflamación de los vasos sanguíneos, arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas.
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En función de en dónde se encuentre la inflamación, el tamaños y otras características, se pueden diferenciar hasta 11 tipos distintos de vasculitis, porque dependiendo de la zona del cuerpo influirá, y mucho, en qué tipo de manifestaciones clínicas tendrá la enfermedad.
En general puede afectar a cualquier edad, “aunque hay subtipos más característicos, según el grupo de edad”, señalan desde la Sociedad Española de Reumatología (SER). Así, en los niños, lo más frecuente es la enfermedad de Kawasaki o el síndrome de Henoch-Schönlein, mientras que en personas ancianas es más propia la arteritis de células grandes.
Los médicos desconocen qué causa la vasculitis en todas sus variantes, menos en algunas, las que están causadas por un agente infeccioso o farmacológico, “como la asociada con el virus de la hepatitis B (VHB); la vasculitis crioglobulinémica, asociada con el virus de la hepatitis C (VHC) ; y la vasculitis leucocitoclástica cutánea, precedida de una infección o de la toma de un medicamento”, señalan desde el Hospital Clínic de Barcelona.
En otras vasculitis el origen sigue siendo un misterio. Se baraja la hipótesis de la predisposición genética en algunas de ellas, mientras que en otras se han identificado algunos factores hormonales y ambientales, que contribuyen a activar la respuesta inflamatoria en la pared del vaso sanguíneo.
Al ser una enfermedad con diversos subtipos, la sintomatología es muy variada, pero sí existen algunos puntos en común: “Los síntomas generales suelen ser fiebre, cansancio, pérdida de peso o afección del estado general”, indica Ricardo Blanco, reumatólogo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.
“En algunos subtipos –añade– aparecen úlceras orales dolorosas, distintos tipos de lesiones en la piel, signos clínicos de las vías respiratorias altas (sinusitis) e incluso hormigueos en las extremidades”. Recomienda a los pacientes de mayor edad acudir al médico “ante un dolor de cabeza intenso de reciente comienzo, dolor en hombros o en muslos y pérdida transitoria de visión o visión doble”. En el caso de los niños, por el contrario, “los signos más llamativos son manchas en la piel purpúricas, dolor abdominal y en las articulaciones”.
Dependiendo del tipo de vasculitis también variará el tratamiento, aunque es común la receta de corticoides, “normalmente a dosis altas (ajustadas al peso del paciente), tanto por vía oral (prednisona) como por vía intravenosa (metilprednisona)”, indican en el Clínic de Barcelona, aunque aclara que la vía intravenosa es más común en casos graves.
Además de esto, en casos en los que la dosis es muy elevada o producen muchos efectos secundarios, se suele añadir un inmunodepresor adicional.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante