Las emisiones de los aviones son mucho menores a las producidas por los millones de desplazamientos que hacemos a diario por carretera. Los automóviles, camiones, autobuses y motocicletas son responsables de dos tercias partes de los 800 millones de toneladas de dióxido de carbono que la industria del transporte genera cada año, según la Agencia Internacional de la Energía.
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Aunque las emisiones de aviones aún ascienden a 1000 millones de toneladas, que no es poca cantidad. Además, en ese punto, nos encontramos con diferencias cruciales entre el transporte por tierra y por aire.
Para el transporte terrestre ya existe un plan de electrificación que reduciría notablemente las emisiones a largo plazo. Se espera que en 2050 la mayoría de los vehículos que circulen por las carreteras de todo el mundo sean eléctricos.
¿Qué pasa con el transporte aéreo?
Aún existen muchas dudas sobre el camino que se debe seguir, pero la respuesta a este cuestionamiento no es tan sencilla como “hagamos que los aviones sean eléctricos“.
La cantidad de energía que proporcionan las baterías actuales, su peso y los requisitos aerodinámicos son un gran problema, si lo adaptamos a la forma en la que volamos hoy en día. Simplemente, no es posible fabricar un avión eléctrico capaz de llevar cientos de pasajeros en un vuelo intercontinental. El peso de las baterías necesarias impediría despegar la aeronave.
Solo la densidad de energía que genera el combustible usado en los aviones Esunas es 138 veces mayor a la que proporciona una batería como la que tiene un automóvil Tesla. Inclusive, con esa alta eficiencia, el control del peso en una aeronave es una de las partes fundamentales del vuelo.
¿Todo está perdido?
No en realidad. Aunque hoy es imposible fabricar un Airbus 320 o un Boeing 747 que funcionen con las baterías antes mencionadas, construir un avión eléctrico puede ser posible, siempre y cuando no sea muy grande o recorra distancias muy largas.
Esto es algo que está intentando lograr Heart Aerospace, una empresa sueca que se alió con United Airlines para fabricar un aparato volador de pasajeros completamente eléctrico antes de que acabe la década.
El nuevo invento será capaz de transportar a 19 personas en una distancia máxima de 400 kilómetros. No parece mucho, pero la idea es usarlo para sustituir a los aviones comerciales en pequeñas rutas secundarias, para las que hoy se emplean avionetas o reactores de corto alcance.
Tal distancia puede ser suficiente para cubrir las necesidades de conexión de una gran ciudad con las comunidades rurales cercanas. United Airlines identificó en Estados Unidos distintos enclaves para los que podría tener sentido usar estas aeronaves. La distancia que separa Nueva York de Boston o de Washington D.C., por ejemplo, entra dentro del radio de alcance de estos aviones.
Problema de seguridad
Heart Aerospace se enfrenta a dos problemas:
El primero es regulatorio. Una de las razones por la que no vemos mucha innovación en el modo en el que se construyen los aviones de pasajeros es que las organizaciones que rigen este mercado, como la Federal Aviation Administration (FAA), en Estados Unidos, suele ser bastante conservadora, aunque tiene buenos motivos para serlo.
Los aviones que utilizamos hoy en día son muy seguros gracias a las normas y requisitos que gobiernan su construcción, a su vez, rígidas y claras, y han sido probadas en cientos de millones de horas de vuelo a lo largo de las últimas décadas.
Sin embargo, las baterías que solemos usar, sobre todo las de iones de litio, pueden ser inestables, y un fallo resultaría catastrófico. Es la causa por la que las aerolíneas limitan el tamaño de las baterías que se pueden llevar en cabina o prohíben directamente incluirlas en el equipaje facturado.
Algunos de las situaciones de emergencia ocurridas en el pasado dentro de los aviones han sido provocadas por las baterías. Hablamos de dispositivos más pequeños y de menor capacidad de los que serán necesarios en el electroavión
El segundo problema es de conveniencia. Mientras el alcance de estos vuelos sea tan limitado, lo cierto es que no tendrá mucho sentido. Un tren de alta velocidad cubre los mencionados 400 kilómetros de forma más eficiente, en menos tiempo y para un mayor número de pasajeros. Incluso un viaje en automóvil podría ser una opción más viable.
Aunque siempre hay espacio para la mejora y la creación. Aunque actualmente no existan baterías que permitan el viaje a largas distancias o con una gran cantidad de pasajeros, no quiere decir que esto no pueda ser posible en un futuro.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante