Los perros pequeños no existen por capricho del hombre. La mutación genética que hace que estos perros sean tan pequeños se originó por primera vez en los lobos hace unos 53,000 años, según ha revelado un estudio llevado a cabo por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y publicado en la revista Current Biology.
Una mutación inusual
Los investigadores identificaron una mutación en un gen regulador de la hormona del crecimiento canino que se asocia con cuerpos de tamaño pequeño. Concretamente, en el gen del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF1), según extrajeron de los datos de un proyecto de ciencia ciudadana en el que los propietario recolectan muestras de ADN de sus perros de compañía. El catálogo comprendía 1.431 genomas, incluidos caninos antiguos, perros de razas modernas y cánidos salvajes.
La mutación en cuestión se halla en el ADN que regula la expresión de este gen IGF1, que había eludido su descubrimiento durante más de una década.
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Los expertos lograron este descubrimiento mientras estaban hallando consecuencias genéticas que estuvieran colocadas al revés y que también estuvieran presentes en otros cánidos como lobos y también en ADN antiguo. Este enfoque produjo una forma inversa del gen del factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF1), que se encontró que tenía variantes que se correlacionaban con el tamaño corporal general.
“Los perros domésticos (Canis lupus familiaris) son las especies de mamíferos de tamaño más variable en la Tierra, mostrando una diferencia de tamaño de 40 veces entre razas“, comentó Jocelyn Plassais, investigadora postdoctoral del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano en el Institutos Nacionales de Salud y líder del estudio.
“Aunque se encuentran perros de tamaño variable en el registro arqueológico, los cambios más dramáticos en el tamaño del cuerpo son el resultado de la selección en los últimos dos siglos, cuando los criadores de perros seleccionaron y propagaron fenotipos extremos dentro de poblaciones de cría cerradas”.
Nueva narrativa evolutiva
Esta mutación ya se encontraba presente en el código genético de un lobo estepario que vivió en Siberia hace unos 53,000 años. En esta mutación encontraron dos versiones, o alelos, de este fragmento de ADN: un alelo tiene una base extra de citosina (C) que causa un tamaño corporal más pequeño, y el otro alelo tiene una base extra de timina (T) que causa un tamaño corporal más grande.
Este descubrimiento iría en contra de la idea de que los perros pequeños provienen de la raíz de la domesticación hace 20,000 años, pues una de las principales mutaciones genéticas responsables del tamaño en ciertas razas, evolucionó mucho antes de que los humanos comenzaran a criar a estos animales.
“Es como si la naturaleza lo hubiera guardado en su bolsillo trasero durante decenas de miles de años hasta que lo necesitaba”, dicen los autores.
Este giro en la narrativa evolutiva no solo es válida para perros y lobos, sino también para coyotes, chacales, perros de caza africanos y oros miembros de la familia de animales conocidos como cánidos.
Los investigadores planean continuar indagando en los genes que regulan el tamaño corporal en los perros; 25 genes únicamente, en comparación con varios cientos que poseemos los humanos.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante