Las infecciones provocan inflamaciones, cuando nos damos un golpe se nos inflama la zona golpeada o cuando tenemos una tendinitis estamos hablando de una inflamación de los tendones. Lo que tal vez es menos conocido es que la inflamación en un proceso mediante el cual los glóbulos blancos y las cosas que producen te protegen de infecciones de invasores externos, como bacterias, virus, parásitos y hongos. No toso son infecciones, la inflamación también es una reacción que nos ayuda a curar un tejido dañado. El cerebro también se puede inflamar.
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Esta condición lleva el nombre de encefalitis. El nombre, como tantos otros en la medicina, lo obtenemos del griego. Encéfalo significa, literalmente, “dentro de la cabeza“, u el sufijo “-itis” nos habla de inflamación. Por tanto, “inflamación dentro de la cabeza“.
El problema es que, aunque la intención de nuestro sistema inmunológico es buena, que se te inflame el cerebro no suele ser algo bueno, y lo lo haría sin una buena razón. La encefalitis suele ocurrir cuando un virus, una vacuna u otro agente atraviesa la barrera entre la sangre y el sistema nervioso, y llega a sonde no debería, a nuestro cerebro.
Esa región es de acceso restringido, y cuando nuestro organismo detecta que ahí hay algo que no debería, envía en seguida a nuestro sistema para protegernos. Hay ocasiones en las que nuestro organismo se revela y da lugar a enfermedades autoinmunes, otra de las posibles causas de la encefalitis.
Cuando algo se nos inflama también se hincha, y esta no es una excepción. El cerebro se hincha y nos duele la cabeza. Esto pasa porque, cuando la cabeza se hincha, el cerebro presiona las estructuras que lo rodean, las meninges, esto es llamado meningoencefalitis.
Esto no se queda ahí. El cerebro no es un órgano aislado, desconectado, sino que se concentra al resto del cuerpo por la médula espinal. Las infecciones pueden diseminarse y extenderse. Cuando se ve afectada la médula espinal hablamos de encefalomielitis.
Tomando en cuenta que en la mayoría de ocasiones estamos hablando de infecciones, otros síntomas son la fiebre, la rigidez del cuello, la alteración de nuestro estado mental, alucinaciones, confusión, parálisis de alguna parte del cuerpo, pérdida de audición, sensibilidad a la luz e incluso convulsiones.
A veces, incluso tras recuperarnos, podemos tener secuelas de la enfermedad. En el peor de los casos, la muerte es uno de los destinos posibles en esta enfermedad.
¿Qué provoca la encefalitis?
Es frecuente hablar de virus cuando se toca el tema de la encefalitis porque es una de las causas más probables, pero recordemos que la definición de la condición la establece la inflamación, no la infección.
Aun cuando hablamos de infección, hay otros microorganismos que pueden causarla, como bacterias, hongos o parásitos. Por eso, los factores de riesgo incluyen un sistema inmunológico débil. Otros factores son niños pequeños o ancianos.
Si algo se ha aprendido en los últimos dos años es que eso de “un virus” es demasiado ambiguo y ahora queremos saber qué virus es exactamente. El problema es que, con frecuencia, un agente infeccioso traspasará la barrera hemato-encefálica y llegará al cerebro.
Esto significa que no hay un único virus que cause esta enfermedad, sino que varios, con tal de ser capaces de atravesar esta barrera, pueden causar una encefalitis. Por eso, no es extraño que varios de los posibles virus te sean familiares: herpes simple, la rabia o el sarampión, hasta el VIH. Recientemente se han reportado algunos casos de lo que se piensa que es una encefalitis por SARS-CoV-2.
¿Cómo se diagnostica?
Se sospecha en pacientes con alteraciones inexplicables del estado mental. La presentación clínica y los diagnósticos diferenciales pueden sugerir algunas pruebas diagnósticas, pero suelen realizarse resonancias magnéticas cerebrales y el análisis de líquido cefalorraquídeo, por lo general con otras pruebas para identificar el virus causal. A pesar de los extensos exámenes, la causa en muchos casos permanece desconocida.
Si no hay resonancia magnética nuclear, se realiza una tomografía computarizada. La RMN y la TC pueden ayudar a los médicos a descartar trastornos que pueden causar síntomas similares. Estas pruebas también pueden detectar problemas que pueden hacer que la punción lumbar sea peligrosa.
En algunos casos llegamos incluso a hacer una biopsia cerebral. A pesar de todo, no siempre se identifica el virus, bacterias u otras causas de la infección. De ser así, se empiezan a plantear otras causas, como que sea autoinmunitaria o paraneoplásica.
¿Hay tratamiento?
Pueden varias según se identifique o no la causa, y en función del caso particular de cada persona. Algunas causas, si se determinan, tiene un tratamiento específico, y otras no. En todos los casos, lo que no faltan son esfuerzos para aliviar los síntomas y, cuando es necesario, proporcionar soporte vital hasta que la infección remita.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante