El padre de Maude Julien obligaba a su hija de ocho años tomar una cerca electrificada por diez minutos sin hacer ninguna mueca o mostrar algún síntoma de dolor.

Este cruel ritual era considerada una prueba sobre su poder de voluntad en la carrera que tenía el padre para convertirla en “la última sobreviviente“.

“Me sostenía con las dos manos y era muy importante no enseñar reacción alguna en el momento en el que la corriente era activada“, recuerda Julien, quien ahora cuenta con 60 años.

Y si eso no era lo suficientemente perturbador para una niña de ocho años; su padre la encerraba una vez al mes en completa oscuridad para que la niña meditara sobre la muerte.

Julien, quien ahora es abuela y vive en París, ha realizado la crónica de su terrible vida infantil en el libro “La única niña en el mundo“.

De acuerdo a este escrito autobiográfico, ha comentado que pasó 18 años de su vida bajo las paranoias de su padre, quien pertenecía a un culto desconocido. Creía que su hija había sido elegida como la líder de un nuevo mundo.

“Él era en definitiva un hombre loco y alcohólico“, fue lo mencionado por Julien sobre su padre, Louis Didier, quien falleció en 1981 a la edad de 79 años.

La mujer vivió casi en completo aislamiento por toda su vida infantil, además de ser abusaba por un trabajador del estado y hasta la fecha, cuenta con estragos en la salud por todo el alcohol que su padre le hizo ingerir.

En este libro retrata sus vivencias y describe sus sentimientos al pasar la vida con ese papá, el que la quería volver súperhumana.