El olfato brinda seguridad y es un verdadero sistema de alerta frente a la presencia de humo, escapes de gas o incluso alimentos en mal estado.

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Nuestro sentido del olfato tiene un componente emocional muy importante: es protagonista de nuestras relaciones interpersonales, por lo que se le considera relevante en la interacción social, ya sea comunitaria, familiar o de pareja:

• Los olores dejan huella
• Avivan recuerdos
• Despiertan el apetito
• Alertan sobre peligros

Todos los seres humanos emitimos olores: olemos y nos huelen. Desde nuestro nacimiento podemos oler desde las esencias más desagradables hasta las más sublimes, a los que respondemos con estados de displacer o de placer. Le otorgamos un significado a cada uno de los olores y, de esta manera los construimos socialmente, les damos un adjetivo que creamos a través de la memoria, cuando evocamos el recuerdo de una situación, de un lugar o una persona.

Los pacientes concurren con frecuencia a consulta tras perder el sentido del olfato o gusto (el olfato da el 80% del sabor). Suelen atravesar momentos de angustia, se sienten frustrados al punto de referir que pierden identidad, presentan un importante grado de ansiedad y están extremadamente preocupados.

Cuando hablamos de mujeres embarazadas que padecieron del Covid-19 y perdieron el olfato a consecuencia del virus, deberán tener un acompañante, además de ser tratadas en esos instantes, ya que el olfato tiene un papel protagónico en la construcción del vínculo madre-hijo.

Hay personas que requieren de su olfato y/o gusto ya que trabajan en la industria farmacéutica, o tal vez catadores de vino, perfumes, tés, etc.

Los motivos de consulta:

• Falta total del olfato (anosmia)
• Ausencia parcial del olfato (hiposmia): en estos casos, el paciente recuperó el poder oler, pero no del todo.
• Alteraciones cualitativas del sentido, como las disosmias. Estas son distorsiones en las interpretaciones: los pacientes refieren que sienten olor a quemado, a plásticos, a humo de cigarro y hacen comparaciones diversas.

Hay variantes que se deben de tomar en cuenta en las alteraciones olfatorias, ya que se producen por la presencia de señales confusas entre las neuronas sensoriales olfativas, las células nerviosas ubicadas en la cavidad nasal que detectan los olores y la parte del cerebro donde los olores se decodifican e interpretan: el paciente siente un olor diferente al de la sustancia que se le presenta.

En el tratamiento de las alteraciones para percibir olores, se deben tomar en cuenta las consecuencias en otros aspectos, como el nutricional y el psicológico. De ahí que sea necesario contemplar la posibilidad de solicitar una consulta con profesionales.

Entrenamiento olfatorio

Se realiza con la presencia de olores a ejercitar y los recuerdos que están guardados en la memoria.

Para que el entrenamiento sea efectivo, se debe comenzar oliendo una sustancia tres a cuatro veces por día, durante cinco segundos a cinco minutos. Mientras se huele, se intenta traer el recuerdo de ese olor al presente con imágenes relacionadas. Se recomienda no pasar a otro olor hasta que la memoria lo reconozca y lo identifique, por eso se sugiere siempre evocar recuerdos vívidos.

Se necesitan eliminar del ambiente otros olores que puedan interferir (productos de limpieza, comida recién preparada, desodorantes de ambiente, entre otros) y elegir olores familiares:

• Cítricos como el limón
• Dulces como la vainilla
• Florales como la rosa mosqueta

Si después de un mes siguen las molestias, es mejor visitar a un especialista para una valoración más profunda del problema. La buena noticia es que, en la gran mayoría de los casos, se obtienen resultados positivos.

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Autor: I.S.