Breve historia de la impresora láser con tóner de tinta seca

¡Conoce quiénes la inventaron y cómo fue el proceso de creación!

El nacimiento de la impresora láser

La historia de la impresora láser utilizando tóner ( llamado comúnmente tinta seca) como agente de estampado en el papel y que hoy podemos encontrar en la mayoría de las oficinas y en muchos hogares, no fue una creación milagrosa, que muchos novelistas disfrutan en asociar a los grandes inventos, rodeándolos de una atmósfera de elementos sobrenaturales ajenos a la realidad.

Fue fruto de la confluencia de varios ingredientes racionales, como el estudio profundo de los fenómenos físicos, una buena cantidad imaginación y como ingrediente leudante de esta científica receta una enorme tenacidad en el camino de hacer realidad una idea.

Los obstáculos no fueron solamente técnicos, sino que, como sucede con muchos otro inventos, hubo que soportar la falta de apertura a las nuevas ideas de ejecutivos de grandes empresas que se niegan a considerar proyectos que rompen moldes y requieren de un conocimiento que muchas veces no tienen y que exigen un trabajo que implica inversión de reintegro no inmediato.

Cuenta Gary Starkwather, que en su etapa de desarrollo de la idea en Xerox en la década de 1970, tuvo que actuar clandestinamente en una zona secreta, poco visitada del laboratorio y en forma solitaria, sin posibilidades de ayudantes, porque su Jefe que se oponía al proyecto, amenazando al personal con el despido si colaboraban con el mismo.

Solamente porque sentía muy fuertemente que su esfuerzo podría producir una nueva forma de impresión (como finalmente se concretó y en el 1977 la primera impresora láser salió a la venta) logró las fuerzas necesarias para avanzar en la idea que tenía clara en su cabeza y sortear los lógicos obstáculos que aparecían en el proceso de materializar la misma.

Es interesante mencionar, que Gary Starkwather (que nació en 1938 y que aún vive en el planeta), otorga una gran importancia en la perseverancia en el logro de las metas y los proyectos, y aconseja a los más jóvenes a considerar el error como una paso hacia el éxito, graficando su mensaje de la siguiente forma: “cuando un niño intenta aprender a caminar, o a patinar sobre hielo o a andar en skate, se cae muchas veces, pero de esas caídas surge el éxito de hacerlo bien”.

Pero la historia de la impresora láser, no comienza con Gary Starkwather, sino que hereda las observaciones realizadas por Chester Carlson, en los fenómenos físicos de la materia conocidos como electroestática y fotoelectricidad en la segunda década del siglo XX, quien sin tener enormes conocimientos de la Física (luego estudió profundamente los mismos) pero con una enorme tenacidad e ingenio, logró en el año 1938 (el mismo año que nacía Gary Starkwather) , la primera impresión electrofotográfica de una imagen de la historia de la humanidad, que luego será llamada xerografía (impresión en seco del griego).

Chester Carlson tuvo la inteligencia para asociar un fenómeno ya existente y estudiado por el físico húngaro, Pál Selenyi en 1930, por el cual aplicando una luz intensa a una hoja que tiene una imagen, se distingue claramente las zonas que tienen tinta y las zonas que son sólo papel, ya que la tinta “absorbe” la luz y el papel la “refleja”.

Esto lo animó a trabajar en conseguir una forma de lograr tener un rodillo que se cargara con una tinta en polvo (tóner) formado por partículas muy finas (micrones) la zona de tinta para luego trasladarla a un papel en blanco, y por medio de presión y temperatura imprimirlo al mismo, copiando la imágen del papel original en forma exacta.

Y para esto utilizó otro fenómeno físico ya conocido en esos momentos que era la atracción electroestática. Partículas cargadas eléctricamente con el mismo signo se repelen y las cargadas con distinto signo se atraen.

Dotó al rodillo con una carga eléctrica tal que atraía el polvo de tinta (tóner) sólo a los lugares que correspondían a la tinta del papel original y de esta manera trasladaba la misma figura al nuevo papel.

Esa sincronización de leyes naturales y de elementos, articulada con partes mecánicas que guían su trayectoria, puede resultar imposible de transformar en un solo dispositivo que pueda ser masivamente comercializable a un costo accesible, pero la tenacidad en muchos casos y la imaginación en tantos otros, logran salvar los obstáculos y convertir un fracaso en un estímulo que ayuda a lograr llegar al objetivo.

La patente de este invento fue vendida en el año 1947, a una pequeña empresa que vio futuro en su desarrollo llamada Haloid Company de Nueva York. Recién en el año 1959 esta empresa logra sacar al mercado un producto que revolucionó para siempre el mundo de las fotocopias, la Xerox 914, mítica máquina que provoca un éxito enorme a tal punto que la revista Fortune la presenta como “el producto más exitoso de todos los tiempos comercializado en los Estados Unidos de América”.

Haloid Company se pasó a llamar Xerox Company en año 1961.

Lo creativo de Gary Starkwather fue ampliar el entorno de utilización de la impresión al acceder directamente a los textos e imágenes generados en el ordenador, sin tener que contar con un papel original como necesita la fotocopiadora, e incorporar la tecnología láser para ionizar (cargar eléctricamente partículas) el cilindro que atraerá el polvo del tóner, para decirlo en una forma muy resumida.

En el siglo XXI la venta online de cartuchos de tóner permite que de manera rápida y eficaz se puedan adquirir los mejores productos del mercado mirando ecommerces especializados en el sector y donde habrá la información específica para cada impresora. Lo mejor será que en 48h o menos tienes todo lo necesario para que uses tu máquina de imprimir. En definitiva, hemos ido avanzando tecnológicamente en pasos gigantes y cada minuto que pasa se suman más descubrimientos… ¡Cómo hemos evolucionado!

Autor: Carla Sanz

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