Cómo sacarse el carné de conducir a la primera

Sacarse el carné de conducir es uno de los objetivos que todo joven marca en su agenda desde que cumple la mayoría de edad. La ilusión por tener coche propio y poder ir y venir a conveniencia es de lo más poderosa, además de convertirse en una motivación extra que hace superar todos los obstáculos. Ahora bien, obtener el permiso B, que es el común de conducción de turismos, no es ninguna tarea frugal. Por muy divertida que pueda parecer a priori, tarde o temprano todos los alumnos descubren ciertos aspectos de este aprendizaje que no siempre resultan tan apasionante como se pensaba y que, en no pocas ocasiones, desmotivan a muchos de los futuros conductores.

A veces, la presión de querer pasar las dos pruebas a la primera es traidora y contraproducente, sobre todo en el examen de práctico. Por esa razón, en este artículo daremos algunas indicaciones de interés para que todos aquellos que estén en el proceso puedan sacarse el carné de conducir a la primera.

Elegir la autoescuela adecuada

El primer paso para obtener nuestro permiso de conducir es matricularnos en una autoescuela. La mayoría de los alumnos acuden a la de su barrio o a la del pueblo, pero esto a veces puede ser un error. Las autoescuelas son como las academias de clases particulares; elegirlas no es algo que se deba tomar a la ligera, ya que buena parte de nuestro éxito dependerá de ellas. Tendremos que revisar su horario, sus métodos, su precio, su tasa de aprobados a la primera en ambos exámenes y su disponibilidad. Aquí ofrecemos más información sobre autoescuelas con fiabilidad demostrada para sacarnos el carné de conducir a la primera.

Ojo al examen teórico

Muchas veces oímos hablar a quienes ya tienen el carné en la mano decir eso de que el teórico es fácil, un trámite, una chorrada o cualquier referencia similar que quita importancia a esta prueba. Pero eso, sin embargo, es un grave error. El examen teórico es el que probará nuestro conocimiento general sobre todo lo que rodea a la circulación, sus normas y al vehículo, por lo que no es ninguna broma. Dedicarle el tiempo necesario y tomarlo con la seriedad que merece es la mejor manera de llegar a la prueba con la seguridad de que sabremos responder a todas las preguntas correctamente.

Actualmente existen miles de aplicaciones para preparar los test, que son modelos del examen. Sea cual sea el que nuestra autoescuela use, generalmente encontraremos test normales, test por temas, test avanzados y teste de errores. Aunque el primer impulso sea completar los normales, dedicarles tiempo a los test de errores y a los avanzados es una práctica genial para asimilar los conceptos más complejos. Nuestra ratio de acierto mejorará sensiblemente.

Por supuesto, todos estos los haremos en modo estudio para saber la respuesta correcta en caso de fallo. Toda vez que nos veamos preparados, deberíamos intercalar el modo estudio con el modo examen para ir acostumbrándonos al formato con el que se evalúa en la prueba oficial.

¡Por cierto! El libro no es ningún adorno de estantería. Leer todos los temas al menos una vez podrá evitarnos muchas horas de test a la par que nos aclarará algunos de los datos más inciertos.

Hora de conducir

Toda vez que ya hayamos obtenido nuestro permiso teórico, es el momento de pasar a la acción. Aprobar el examen práctico a la primera pasa por una premisa fundamental: saber conducir y (importantísimo) circular. Si alguna de las dos competencias nos falla, podemos darnos por suspendidos. ¿Entonces? Entonces tendremos que seguir las indicaciones y recomendaciones de nuestro profesor atentamente, incluso si ya hemos tenido experiencias previas conduciendo turismos.

Cuanto más cerca esté el examen teórico del práctico, tanto mejor, ya que el conocimiento de las normas y técnicas de circulación estará más fresco. Si es posible, las clases prácticas deben seguir a las teóricas. Esto no quiere decir que debamos tener prisa. No. Si hay un enemigo al que debemos temerle en estos momentos es a la prisa, pues la conducción tiene sus tiempos. No todo el mundo tiene las mismas capacidades, y eso no quiere decir nada, por lo que ni prisas ni agobios. Sólo debemos presentarnos al examen cuando nuestro profesor nos lo indique, y no cuando nosotros creamos oportuno.

En relación con la prisa, no debemos pasar por alto la velocidad. Superar la velocidad máxima en apenas 5 km/h puede ser la diferencia entre suspender y aprobar. Por otro lado, los exámenes actuales tienen una duración fija de 25 minutos controlada por una tablet y localización GPS, por lo que no hay ni trampa ni cartón. Cuanto más rápido vayamos, más kilómetros tendremos que recorrer en el examen, y, por ende, más posibilidades de error tendremos. Si se trata de ser prácticos, la velocidad moderada será nuestra mejor aliada para sacarnos nuestro carné a la primera.

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