El retrato se puede considerar como una innovación del mundo romano al género de la escultura. A diferencia de las esculturas griegas y etruscas de las cuales tiene una influencia innegable, las esculturas romanas no buscan la idealización en los rasgos ni el cuerpo de atleta perfecto. Lo importante del retrato romano es la objetividad y la veracidad en las representación fisionómica, interés que respondía a la perfección a los ideales romanos en alza. Como la virtus romana.
Para los romanos los valores en alza que debía de tener un hombre eran: la energía, el valor, la fortaleza en cualquiera de los ámbitos en que se desenvuelve su vida. Para ellos, era importante representar estos valores interiores en el exterior, por ello los retratos romanos están representados sin ninguna idealización, tal y como eran.
Las imagines maiorum romanas fue determinante en la evolución de este género. Se tratan de unas máscaras de cera que los romanos hacían de sus antepasados y eran objeto de exhibición durante los funerales.
Existen otras dos cuestiones fundamentales para que se desarrollase el retrato; por un lado, a la importancia concedida a la Historia. El retrato romano buscará mediante la fiel de los rasgos exteriores la transmisión del espíritu retratado. Por otro lado, el cambio de pensamiento que introdujo Aristóteles, mediante su ética impulsó la individualización del individuo, lo que vino a reforzar el interés romano por el retrato realista o individualizado.
Otra diferencia con la escultura griega, es que a diferencia de éstos, ya no serán dioses o atletas idealizados el objeto de la obra de arte, sino emperadores, hombres reales, que utilizaban la escultura a modo de propaganda.
Nos han llegado numerosos ejemplos de retratos romanos. Uno de los que más impresiona es el del emperador Caracalla. La mirada fría y distante, ofrece la impresión de una persona violenta e irascible.
La escultura de la estatua ecuestre de Marco Aurelio, es significativa debido a que fue la única de este género que se salvo, debido a que tras la caída del Imperio, se confundió este emperador con Constantino, emperador que se convirtió a la religión cristiana. Esta escultura ha influido el arte posterior, sobretodo en el Renacimiento y el Barroco.
Laura Ávila