Te lo venimos repitiendo con cierta asiduidad en este blog: ser productivo en los estudios, ser buen estudiante no consiste en una maratón de empollonaje sobre cientos, quizás miles de folios a ver quién es el guapo o guapa que aguanta más tiempo calentando la silla e hincando codos hasta hacerse ronchas, sino el que solventa su quehacer diario de forma eficaz, esto es, aprendiendo realmente, en menos tiempo. Porque hay otra faceta tan importante como el propio estudio, que es el ocio, la diversión, el estar con los amigos o disfrutar de los pequeí±os placeres que nos da la vida. Sinceramente, dan un poco de miedo aquellas personas que no se divierten nunca.
Para llegar a ser eficaz como estudiante es muy importante entrar en una dinámica resuelta de gestión de nuestras tareas y luego consolidar esa dinámica. No siempre es fácil, igual que no es siempre es fácil, por ejemplo, iniciar una dieta. Pero una vez hayas cogido cierta soltura y lo instales como costumbre en tu vida organizativa, aprenderás a valorar antes que nada los beneficios que te traerá. Nosotros te proponemos una solución inicial basada en cinco sencillos pasos que esperamos te sirvan de ayuda y en futuros posts ya iremos entrando en alternativas más complejas para currantes esforzados ;))
Controla tu tiempo de trabajo y de descanso
Cada uno de los días de nuestra vida viene con una ración limitada (limitadísima) de precioso tiempo. No lo derroches. Es un grave error ponerte a estudiar pensando que tienes todo el día libre desde que llegas de clase y que tienes 8 horas para aprenderte 8 folios. Eso no lleva más que al cansancio, al agotamiento y dudo seriamente del rendimiento que pueda tener esa masoquista sesión. Asígnale un tiempo máximo a cada folio y no lo excedas. Si quieres , al principio puedes asignarle también un pequeí±o margen “de error” a ese tiempo: en los inicios no siempre es fácil cuadrar las cosas.
Pero sí que es muy importante que te habitíºes al uso del reloj para medir tiempos de trabajo. Una de las técnicas productivas más utilizadas en este sentido es la técnica Pomodoro que consiste en dividir el tiempo de estudio en intervalos de 25 minutos y separarlos con pausas de 5 minutos, y cada 4 intervalos de estudios hacer una pausa mayor de 20 o 25 minutos.
Conoce bien a tu “comedor” de energía
En tu nueva estrategia de estudiante organizado es clave que detectes cuáles son las tareas que te van a llevar más tiempo cada día. He escogido el factor tiempo como medida de la importancia de la tarea, pero eres tíº mismo el que debes decidir qué tarea de las que tengas en tu lista cada día, es la más importante.
Pues bien, a esa “tarea clave“, como dice nuestro amigo Berto Pena, asígnale tus horas más productivas. La energía para ser productivo se va perdiendo a lo largo del día. Sí, eso es… se gasta. Así que lo ideal es que tus deberes más importantes, los más complicados, los que te exijan un mayor esfuerzo mental los hagas en primer lugar, a primera hora de la maí±ana, después de la pausa que viene tras el almuerzo, en fin… cuando dispongas de más energía y predisposición.
Deshazte de las minucias
Un estudiante resolutivo, eso es lo que eres ahora. ¿Sabes por qué? Porque sabes gestionar perfectamente la importancia de tus propios asuntos: separas correctamente el grano y la paja, las tareas claves de esas otras tareas “mosca” que están ahí revoloteando incordiándote realmente en lo esencial.
Hazte un favor y no postergues cuestiones con las que puedas acabar de un plumazo. Aitor Calero lo expone muy bien en su blog, diciéndonos que no pospongamos decisiones triviales. No dejemos que estos “comedores” de nuestro tiempo productivo se hagan más grandes: “Muchas veces es más importante dejar de hacer cosas que tratar de hacerlas todas“.
Tienes una gran memoria, pero mejor todo bien apuntadito
Sé que te puede parecer una bobada el andar tomando nota de cíºales son tus tareas para un día determinado. A lo mejor son sólo un par. Pero el llevar una lista o una gestión de tareas conlleva dos cosas muy positivas: el refuerzo de atención que supone el que estén materializadas en un soporte papel, pantalla, etc; y sobre todo, el gusto que proporciona ir tachando cosas hechas, viendo cada vez más cerca el comienzo de tu tiempo de ocio.
Poco a poco profundizaremos en diferentes sistemas de gestión de tareas, para organizarlas mejor y hacer que la propia actividad de manejar esas tareas no sea en sí otra tarea que te reste tiempo. De momento quédate con la conveniencia de llevar tus tareas apuntadas en una simple libreta o bien que lo puedes hacer con una serie de aplicaciones para ordenador y para móvil.
Pon un arbolito en tu vida
Con ello no te vamos a regalar una pala para que te pongas a cavar en el jardín. Sin perjuicio de la buena acción para el castigado ecosistema que supone plantar un árbol, lo que queremos decir es que te acostumbres a diseí±ar el desarrollo de tus tareas con un esquema o con un árbol de ideas.
Crearte un mapa mental (mindmap) con el diagrama de cómo vas a resolver esa tarea, o las partes de un temario o de unos apuntes que vas a estudiar en esta semana, es casi medio trabajo hecho. Planificar es siempre lo más difícil, pero si adquieres este hábito, la actividad de estudiar se va a ir convirtiendo en una actividad de ejecución de lo planificado, algo más práctico que teórico y por lo tanto, más motivador. Igualmente, el diagrama te da una visión de conjunto y casi te da hecho el orden a seguir en tus tareas.
Dominando el reloj, teniendo un listado sencillo de tareas y tejiendo mapas mentales, árboles de ideas a desarrollar o esquemas, ganarás terreno a la procastinación que es el arte de postergar todo hasta que ya no queda más remedio y la íºnica solución es estudiar la íºltima semana antes del examen… sin tabiques entre día y noche.