Estudia ahorrando tiempo y esfuerzo
Parece que no pero el tiempo pasa deprisa y ya estamos en la tercera quincena de agosto. Los exámenes, las recuperaciones están casi encima. No queda otra. Hay que acudir a ciertas normas básicas de supervivencia.
Sólo hay una manera de que el tiempo que pasamos delante de los apuntes y de los libros realmente sirva para algo. Y esa manera es hacer que nuestro estudio sea más eficaz, esto es, aumentando el rendimiento de nuestra memoria. Cuantos más datos almacenes y guardes en menos tiempo, con garantías de recordalos más tarde, se puede decir que eres más eficaz y productivo estudiando. Y a eso es a lo que hay que aspirar.
Principalmente, porque de lo que se trata es que estudiar no lo sea todo en tu vida y también tengas tiempo para dedicarlo a tu ocio. Si eres eficaz estudiando, si memorizas con fluidez los apuntes, piensa que la recompensa es aumentar las posibilidades de divertirte o de dedicar más tiempo a tus aficiones. Pero también es importante porque andamos ya justos de tiempo y hay que condensar en pocos días el esfuerzo que a lo mejor no hiciste cuando tocaba, a principio del verano.
Pero, calma. Sea cual fuere el caso, tener la memoria en perfectas condiciones es fundamental porque le vamos a exigir bastante esfuerzo. ¿Cómo le damos frescura a nuestra memoria? Naturalmente hablamos de una memoria a medio-largo plazo: si lo que has estudiado hoy, lo recuerdas dentro de media hora pero maí±ana ya no hay ni rastro en tu cabeza, ¡apaga y vámonos!
Estos son nuestros consejos para que memorices mejor tus apuntes y no pierdas lucidez mental:
Dale al texto una lectura rápida
Es preciso que leas con soltura, sin pararte. Si recuerdas, es un proceso muy parecido al que veíamos en “Cómo leer y enterarse de algo“, para adquirir capacidad lectora.
Ahora lee detenidamente
Ya no te queda tiempo para lo que te voy a decir ahora, pero a mí me daba muy buen resultado leer muy muy despacio aquellas frases que peor se me quedaban en la memoria, casi silabeándolas. Se trata de que visualices las palabras. Esta fase es especialmente esencial en aquellos que necesitéis aprender algo REALMENTE de memoria: p. ej. artículos de una ley o una lista de compuestos químicos, cosas que no valgan si lo decimos aproximado.
Esquematiza lo que has estudiado
Tras la lectura tranquila tienes que ser capaz de elaborar un esquema de lo más importante de la hoja que has leído. Si es una lista de palabras a aprender, puedes poner en el margen sus abreviaturas, p ej. Tratar de formar un acróstico que tenga sentido para ti con esas iniciales. Ese “dibujo”, ese esquema o mapa mental que hagas del tema será como el hilo para no perderse en el laberinto de la memoria: no lo sueltes.
Dite a ti mismo en voz alta de qué va lo que has estudiado
Si el paso previo, el del esquema, lo has hecho medianamente bien, tendrías que ser capaz de explicar en voz alta lo que acabas de estudiar. Acto seguido comprueba si al recitar el texto en voz alta te has dejado algo importante. Si es así, vuelve a decirlo, pero esta vez todo junto, lo que recitaste antes y lo que se te ha olvidado. Practica este paso hasta que quedes realmente satisfecho y digas “no se me ha olvidado nada importante”.
Espacia las sesiones de estudio
El repaso es fundamental para fijar conceptos, pero no es conveniente que lo hagas nada más finalizar el estudio del tema. Como toda sesión de estudio necesita un descanso, es mejor que hagas el repaso una vez acabado el tema y después de esa pausa. El repaso no significa siempre y en todo caso que vuelvas a leer el tema estudiado. Si puedes repasar el tema mentalmente o recitarlo sin mirar los apuntes, ya tendrás casi todo el trabajo hecho
Aprovecha los momentos de “fertilidad” estudiantil
Siempre se estudia mejor después de haber descansado. El alimento de la memoria no es el calcio, ni el potasio, ni el fósforo: la comida favorita de la memoria es el descanso. Nada como eso para mantener tu mente ligera. Igualmente, este consejo juega a la inversa: si honestamente te ves incapaz de seguir, es mejor que cortes. Desconecta y descansa y retoma luego.
Reutiliza lo que te ha dado resultado
Si tíº mismo notas que la cosa va bien con este método que te proponemos o con el tuyo personal, practícalo una y otra vez, sigue así, porque te vas a ir animando poco a poco. Tu interés, ese estímulo positivo de que estás haciendo las cosas bien te va a dar mucha confianza, mucha fortaleza para seguir memorizando. La memoria también se alimenta de moral ( o eso cree ella, jeje).
Te recordamos que tienes muchos trucos íºtiles para afianzar la memoria en nuestro libro “Empollología para Vagos” y en su correspondiente Vagoteca, en nuestra web.
¿Qué cosas te dan a ti resultado para memorizar mejor?
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