6 consejos para hacer trabajos y resÚmenes de sobresaliente

Rufo haciendo el borrador de sus trabajosEl 99% del éxito de un buen trabajo o monografí­a está en el borrador, en ese trabajo preliminar de redacción que das al documento que vas a entregar al profesor. El objetivo es que consigas un texto claro, coherente,   que se lea sin dificultad y, en definitiva, que facilite mucho al profesor la labor de decidir si tienes claros los conceptos, informaciones e ideas que se contienen en tu trabajo.





Esto de ordenar los pensamientos y ponerlos por escrito no siempre es fácil, pero con ayuda de una serie de pautas podemos conseguir un buen borrador, que luego adornaremos con la redacción ya en limpio, portadas, imágenes o gráficos, bibliografí­as y otras fuentes que corroboren cuanto hemos escrito.

Vamos a repasar unos consejos básicos para ayudaros con el borrador de vuestro trabajo (llámese resumen, monografí­a, proyecto, ensayo, etc)

Introduce el tema

Uno de los fallos más frecuentes en la redacción de un buen trabajo es caer en el olvido de la introducción. Una somera descripción del tema que vas a tratar en el trabajo y de los puntos básicos de tu exposición es esencial para “meter” en el texto con más facilidad al profe que te va a corregir y ayudarle a entender tus razonamientos, el proceso que has tomado para llegar a las conclusiones que vas a exponer.

A pesar de ser el primer párrafo del trabajo, te aconsejamos que redactes la introducción al final, cuando ya tengas claro todo el trabajo y cómo lo vas a estructurar. Además no darás al profesor falsas expectativas sobre cosas o ideas que vas a tratar en el trabajo y luego, a lo mejor, se te olvidan.

Un trabajo con introducción es mucho más realista, mucho más redondo.

Sigue un í­ndice

Una labor previa a la de ponerse a escribir sin parar todo el borrador, es hacer un esquema con los puntos que vamos a tratar. Vamos a considerar que ese esquema es nuestro í­ndice y que no nos lo vamos a saltar. De esta forma mantienes la perspectiva de todo el trabajo y calculas la extensión que le quieres dar a cada apartado y cuánto te resta para concluirlo.

De una en una mejor

Hay dos situaciones muy frecuentes cuando nos ponemos a escribir. Una es la del bloqueo, el quedarse en blanco. Y otra es la contraria, el soltar ideas, frases sin ton ni son y formando una larga retahí­la que sea confunsa o que no encandile al profesor.

Es necesario que expongas las ideas de una en una, ordenándolas de forma jerárquica por importancia o relevancia,   redactando en forma de párrafos cortos, de dos o tres oraciones o frases a lo sumo. En los trabajos, monografí­as, proyectos importa más el aspecto informativo que el literario. Sé lacónico, sé claro y conciso.

No te limites de entrada a una extensión máxima

Ni siquiera aunque el profesor te haya pedido una extensión máxima de hojas para un trabajo te permitas el lujo de resumir mientras redacta. En el borrador tienes que soltar todas las ideas jerárquicamente y exponerlas, dejar huecos para las citas con que quieras reforzar lo que tratas, y luego, cuando hayas concluido y tengas el dibujo final, entonces sí­, resumir. Ir cortando y priorizando cosas que entregarás y otras que no en la redacción final.

La conclusión es el meollo

A la conclusión del trabajo debes dedicarle gran parte del tiempo que emplees en el borrador. Son tus tesis y los argumentos en que las sostienes. No la confundas con un simple resumen de todo lo   que has escrito hasta ahora. Una conclusión bien razonada refuerza el conjunto del trabajo y mejora poderosamente las impresiones positivas que va a causar en el profesor.

Déjalo que madure

Terminado el borrador, con su introducción, sus ideas bien expresadas y jerarquizadas, tu conclusión bien argumentada sobre el tema propuesto, tienes la mayor parte del trabajo hecho. Es hora de que te tomes dos dí­as de descanso en los que, quizás, puedan venirte ideas sobrevenidas, o una conclusión más acertada, o un argumento que se te escapó mientras hací­as el borrador.

Revisa el borrador

Pasado ese par de dí­as de descanso, vuelve a tu borrador. Léelo y pregíºntate sobre el mismo. “ ¿Se entiende bien?”, “ ¿me he quedado corto en este argumento?” , “ ¿no es un poco aburrido el tono que le he dado a la redacción?”, etc.   Puedes, incluso, pedir opinión a otra persona.

Con los datos que reíºnas, revisa el trabajo, vuelve a redactar partes menos claras o anotar nuevas ideas y luego dale forma y adórnalo. ¡Estamos seguros de que te quedará de 10!

Si quieres contarnos tus trucos o técnicas para hacer el borrador de tus trabajos de clase, resíºmenes, o proyectos, tienes los comentarios abiertos para lo que quieras ;-)

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