10 claves para hacer un buen examen

Llega junio, mes por excelencia de cierre de curso académico. Se acaban las clases, se acercan las vacaciones, ese anhelado tiempo para disfrutar después de todo un interminable aí±o de estudios. Pero antes, queda ese trámite donde se supone que hay que demostrar que hemos “adquirido las capacidades y competencias establecidas para superar la asignatura“. Vamos, que vienen los exámenes y con ellos los nervios, las prisas, las noches en blanco, los “empachos” a estudiar a íºltima hora…

Hay un montón de factores que pueden juntarse para que tu examen salga realmente mal. Por eso, hemos reunido unos consejillos que te van a venir muy bien a la hora de enfrentarte a esta papeleta. Eso sí­, te aviso que son consejos relativos a cómo debes organizarte para que todo esto no sea un desastre: no podemos transmitirte los conocimientos para aprobar por “ciencia infusa”, así­ que mucho me temo que antes de aplicar estos tips, tendrás que haber estudiado :)

Vamos allá:

1) Cuando salgas de casa, asegíºrate que llevas todo lo que necesitas para hacer el examen. Lleva siempre más de un boli: uno siempre puede fallar; si te falla también el segudo, ya es mala suerte. No te olvides del reloj, luego te decimos el motivo.

2) No seas el íºltimo en llegar. Sal con tiempo de casa. Pero tampoco hace falta que llegues el primero o con demasiada antelación, quitando tiempo de descanso previo. Es fundamental que llegues al examen absolutamente descansado. Destierra eso de “dejarlo todo para el final” y, concretamente, para la íºltima noche.

3) Es fundamental que prestes atención a la introducción que haga el profesor: la explicación sobre “en qué consiste el examen, la forma de responder las preguntas”. Si el profesor no hace esta introducción pero la hoja del examen tiene unas “Instrucciones” en su reverso, léelas con mucho cuidado. El simple hecho de no hacerlo o de dar por supuesto que sabes lo que se dice ahí­, puede suponer pérdida de puntos esenciales, por muy bien que te sepas el examen.

4) Controla el tiempo. ¿No te olvidaste el reloj, verdad? Es esencial que distribuyas las preguntas entre el tiempo que tienes para contestarlas. Tienes que valorar cuáles de ellas te llevarán más tiempo que otras, casi de un simple vistazo.  

5) Organiza las respuestas teniendo en cuenta lo que sabes. Comienza primero por lo que te sabes mejor. No te atranques en lo que no sabes, pasa enseguida a la siguiente pregunta y reserva un poco de tiempo al final para intentar volver sobre esas cosas “que ahora no te vienen a la memoria”.

6) Importantí­simo: responde solamente a lo que se te pregunta. Los rollos no gustan a nadie. Y a un profesor que se tiene que leer decenas de exámenes, menos. Destaca lo más importante y suelta alguna “perla”, algíºn detalle de los que hacen pensar que dominas la materia.

7) Como has reservado ese tiempo final a lo que te sabí­as peor, intenta solventar la papeleta: es importante no dejar nada sin contestar, salvo que de verdad no te acuerdes de nada. No desbarres contando historias que no vienen a cuento.

8) Escribe con frases cortas. La regla sujeto-verbo-predicado siempre da resultado. Elimina giros y palabras innecesarios.

9) Cuida la presentación general del examen. Intenta evitar borrones, tachaduras, manchas. Revisa la ortografí­a y los signos de puntuación. Una hoja limpia equivale también a dejar párrafos y márgenes amplios, que no den sensación de apelotonamiento.

10) Los 5 minutos finales del examen son, obligatoriamente, para una revisión general del mismo muy rápida. Puedes expresar alguna idea complementaria o corregir algo que no explicaste bien o lo hiciste de forma deficiente.

Tienes una ampliación de estos consejos y una buena metodologí­a para mejorar en tus estudios y en la preparación de tus exámenes en nuestro libro “Empollologí­a para vagos“.

¿Y tíº? ¿Cómo te preparas para un examen?