Recientemente hemos sabido que investigadores de la prestigiosa Universidad de Massachussets coinciden en seí±alar que el hecho de dormir una siesta después de la comida no es en sí un acto de vaguería sin ningíºn provecho ni consecuencia, sino que produce sanos beneficios para el organismo, y para lo que a nosotros, vagos estudiantes, interesa, refuerza la capacidad de aprendizaje
Parece que del estudio realizado se concluye que esa famosa siesta del hidalgo, de unos 20 minutos como máximo después del almuerzo es sumamente conveniente para reparar el cansancio del día y proseguir la actividad en lo que queda de tarde. No se aclara nada de las siestas largas, de pijama y gorro de borla, pero parece que no son las más indicadas para el propósito de recargar las pilas.
Muchas veces hemos recalcado el papel fundamental del conveniente descanso en las labores estudiantiles para soportar la jornada tanto en lo que respecta a ir a clase como estudiar posteriormente en casa y la biblioteca o realizar cualquier otra actividad extraescolar basada en el estudio. Es fundamental renovar energías descansando profunda y reparadoramente durante la noche.
Lo que nos comentan ahora es que la pequeí±a siesta, ese power nap, sueí±o reparador breve, puede despabilar nuestros sentidos y nuestras capacidades para seguir teniéndolas por la tarde como si acabásemos de iniciar el día. Daos cuenta de lo que esto supone para afrontar una sesión de estudio, de repaso de un examen o simplemente para copiar a limpio todos los apuntes del día o de la semana. Nuestra atención está plena y consciente en la tarea que tiene por delante y no está contaminada por el cansancio. Como os hemos contado muchas veces, más vale un minuto de atención completa, que treinta de estar delante de los libros distraído o cansado.
Cuéntanos, ¿tíº duermes la siesta? Si es así, ¿es una pequeí±a cabezada o alargas el tiempo de descanso? ¿Has notado sus beneficios en lo que a tus estudios se refiere?
Los comentarios están cerrados.