¿Por qué no terminamos lo que empezamos?

Rufo agobiadoCuántas veces, haciendo un duro esfuerzo, no hemos cortado esas telaraí±as de la procrastinación que nos arrastraban hacia la madriguera de la pereza, y hemos tenido la fuerza de voluntad necesaria para empezar una tarea y, de repente, nada más empezar nos quedamos sin gasolina, como si toda la motivación la hubiéramos empleado en dar comienzo al trabajo pero no en seguirlo o continuarlo hasta su total terminación…. En mi caso reconozco que muchas. Mi vicio ha sido el no saber acabar lo que empiezo. ¿Es malo eso, doctor?





Hay expertos que te dirán que no siempre es perjudicial para tu productividad personal no terminar lo que se ha empezado, pero normalmente el estudio requiere de una constancia continuada exenta de parones. Las rutinas para entrenar la atención son indispensables.

Para fomentar tu concentración y que puedas seguir tu tarea hasta finalizarla, un pequeí±o listado de pautas:

  1. Cualquier tarea que te lleve de un par de minutos a un máximo de 5, hazla de forma inmediata, quí­tatela de en medio. En serio, este sencillo truco potenciará mucho tu foco en lo importante y despejará tu lista de tareas de aquellas cosas más accesorias.
  2. No todo es urgente, pero sí­ que son interrupciones. Tendemos a confundir meras interrupciones con urgencias. Todo es urgente, cuando no lo es realmente. Algo urgente es algo que te obligue a tirar los libros y tengas que salir corriendo de tu cuarto. Todo lo demás es interrupción y hay que saber manejarlas para que no corten tu hilito de atención. Cuidado con eso.
  3. Divide las tareas muy grandes. Hoy leí­amos en Twitter algo con gracia pero que da qué pensar. Decí­a algo así­ como: “Así­ es como devoras una ballena, con un mordisco cada vez”. Afrontar trabajos colosales es quimérico si no se trocea en partes verdaderamente asumibles.
  4. Tu primera hora del dí­a tiene un potencial brutal. Esa tarea que necesitas terminar sí­ o sí­ te está pidiendo energí­a a tope, y el primer momento del dí­a es el más idóneo para abordar el trabajo más farragoso.

Es fundamental para terminar todo aquello que empiezas que tengas presente eso que dice nuestro amigo Berto Pena: “Hay que adaptar la forma de trabajo al momento”. No todos los dí­as tenemos la misma circunstancia alrededor de nuestro estudio: un dí­a estamos pachuchos, otros tenemos más interrupciones imprevistas, el de más allá estamos más descentrados o más apáticos… Nuestro flujo de trabajo ha de ser inteligente y saber adaptarse. Nosotros también hemos de ser flexibles para hacer los cambios que necesitemos: modificar plan de trabajo, irnos a estudiar a otro sitio donde encuentre más concentración, etc.

Coméntanos tus trucos para ser un vago constante, de los que acaban lo que empiezan

También podría gustarte Más del autor

Los comentarios están cerrados.