5 vías clave para combatir el agotamiento en los estudios

En el ámbito laboral lo llaman sí­ndrome de Burnout. Una traducción literal serí­a una situación en la que un profesional está “quemado”, donde al cansancio se le une un vací­o emocional   y un aura de negativismo que acaba afectando a todas las facetas de la vida.

Hablando del ámbito académico y de la enseí±anza, el burnout, suele atribuirse a profesores. Se les reconoce porque son aquellos docentes rendidos por una insatisfacción permanente y la sobrecarga de sus obligaciones, el exceso de preocupación por sus alumnos y una situación permanente de ansiedad e incomodidad. En los pasillos solemos llamar a ese profesor “el asfixiado”, o “el agobiado”, pero en realidad puede estar pasándolo mal de veras y que no sepa salir de esa situación.

Lo que poca gente sabe es que este sí­ndrome también puede afectar a los buenos estudiantes. Ese estado de fatiga, de frustración permanente y la sensación de estudiar y estudiar, poner toda la carne en el asador, pero no avanzar, puede frustrar a cualquiera. Y es que estudiar, amigos vagos, es una proeza para consumados esgrimistas de la psicologí­a, para aquellos que tienen una entereza psicológica y una fuerza de ánimo a prueba de bombas.

Hay determinados estí­mulos que te pueden sacar de esa maraí±a en la que a veces te parece estar metido. Tíº dedicándole horas, dí­as, fines de semana laaaargos al estudio y no ver frutos ni fin, puede abrir la puerta (y las ventanas) a la desesperación y a las ganas de saltar por la borda de un barco que ves que va a ninguna parte. Esos estí­mulos parten de ti mismo. No hay soluciones mágicas y todas requieren de tu cambio de visión, de que pares un momento dentro de ese lí­o que te tienes y reflexiones para poder maniobrar, para encontrar la dirección oportuna, el extremo del hilo que te sacará de ese laberinto.

Para fomentar ese cambio, para que veas la luz al final del tíºnel, te proponemos 6 ideas muy sencillas:

ínimo siempre positivo

Es fundamental que no te dejes acometer por la desesperanza por muy mal que te vaya. Toda situación en la vida es reversible. Costará más, costará menos, costará, claro está, pero a base de persistencia y actitud vital positiva se logran metas más altas, se generan más oportunidades, y vives en general mejor. ¿Te atreves a esbozar una sonrisa aunque tu barco esté a la deriva?

Cambia tu método

Muchas veces la frustración obedece al empeí±o que hemos hecho en seguir un método de estudios que no nos va a llevar a ningíºn sitio. Hay métodos que no van con nosotros, que no a todo el mundo le tienen que ir bien. Atrévete a diseí±ar un plan de estudios que vaya contigo, que se acomode a tus horarios más propicios, a tus gustos académicos, a tu afición a la tecnologí­a (o a tu aversión a la misma)… Aquí­ encontrarás más consejos íºtiles.

Socializa tus estudios

En los compaí±eros a veces puedes encontrar una cuerda salvadora, un salvavidas para ese ahogo que te provoca estudiar. A veces estudiar con tus compis en la biblioteca o en las salas de estudio de las facultades, es una gran idea. Tienes una referencia de cómo vas, qué actitud es la correcta, tienes a alguien a mano para pedirle ayuda en un momento dado con una tarea… Intenta rodearte siempre de gente positiva y con muy buen ánimo para luego devolverles tíº con igual moneda cuando ellos lo necesiten.

Pon orden en tus cosas

En alguna ocasión el sí­ndrome del alumno quemado se ha debido a algo tan sencillo como no gestionar con un mí­nimo de organización los apuntes, el material de estudio, el cuarto y el sitio donde pasamos horas empollando. Haz una breve lista de las cosas que realmente necesitas para estudiar y deshazte de todo lo superficial, de cualquier accesorio que sea un vampiro de tu tiempo de estudio y que no te deje avanzar. Tu espacio de trabajo debe ser un santuario de paz y fomentar la relajación, porque en el momento en que veas estudiar como un mal trance, entonces apaga y vámonos.

Para reorganizar tu sitio de trabajo una buena medida es que te lo diseí±es tíº mismo o incluso que fabriques tu propia mesa de estudio, las estanterí­as, etc. Ese tiempo dedicado al diseí±o y al bricolaje también rebajará en muchos grados tu ansiedad y tu malestar.

Aprovecha a tope los fines de semana

Muchas veces uno padece el burnout por tratar dar más de sí­ mismo, hasta el punto que el agotamiento aparece y se hace el protagonista, toma el control de todo. Antes de que eso suceda es preciso que marques de antemano cuáles van a ser tus tiempos de estudio y cuáles los de ocio y que los respetes. Vale que se puede hacer excepciones puntuales cuando una situación, tipo examen sorpresa, etc, lo requiera, pero, para dejártelo bien claro,   los fines de semana se estudia lo básico y uno de los dos dí­as, nada de currar, descanso absoluto.

Practica un deporte, sal a correr o caminar

Nos parece que no pero la salud del coco está muchas veces í­ntimamente ligada a tu forma fí­sica y a tu salud en general. Cuando veas que llegas a situaciones de bloqueo, desconecta y sal a caminar. Es el paso más sencillo del deporte, uno que está al alcance de todos. Si eres más atrevido y   lo de caminar ya no te motiva, corre. ¿Sabes que se ha puesto de moda esto del running? Y si para ti correr (o nadar) es un aburrimiento y prefieres un deporte más colectivo, adelante: fíºtbol, pádel, baloncesto, tenis, etc. Pero muévete y sentirás que también cambiará tu ánimo, que estará más preparado para futuras crisis y agobios.

Y todo resumido en una cosa: no te rindas, evalíºate continuamente y afronta la pérdida de la energí­a como una prueba más, de la que seguro, saldrás.

¡Que la fuerza te acompaí±e!