¿Por qué los restos de Hernán Cortés permanecen en México?

Cortés falleció el 02 de diciembre de 1547 en España, sin embargo, sus restos descansan en la Ciudad de México

Una de los personajes históricos más polémicos es el español Hernán Cortés, conocido por haber conseguido conquistar Tenochtitlán y comenzar con el giro en la historia de México.





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En fechas recientes, el español volvió a ser tema de conversación. Después de que se diera a conocer que el partido ultraderechista español Vox, registrara dos nuevas iniciativas en el congreso de su país, con la finalidad de reclamar a su gobierno que se organicen homenajes a la figura de Hernán Cortés, luego de conmemorarse 500 años de la Conquista de México el pasado 13 de agosto. También pidió que se obligue a México a garantizar el adecentamiento de sus sepulcro, en una iglesia de la capital.

Además de esto, el pasado martes 12 de octubre, el ayuntamiento de Medellín, en la comunidad española de Extremadura, solicitó la repatriación de los restos de Cortés, pues era originario de ese lugar, al asegurar que estaban en riesgo de ser profanados.

El alcalde de Medellín, Valentín Pozo, envió una carta a la embajadora de México en España, María Carmen Oñate Muñoz, en la que además solicita que se establezca un acuerdo con las autoridades españolas para que en efecto los restos lleguen al sitio que vio nacer al español.

En el texto, Pozo hizo evidente su “profunda preocupación” por la “deriva anti-española” que, considera, existe en México, y dijo temer que, ante el aumento delclima de tensión“, los restos de Hernán Cortés vayan a profanarse.

Estos hechos hacen recordar que los restos de Hernán Cortés se encuentran en territorio azteca, esto, a pesar de que el polémico personaje murió en España.

Hernán Cortes falleció el 05 de diciembre de 1547, debido a una enfermedad pulmonar, en Sevilla, España. Tras su fallecimiento, su cuerpo fue enterrado en el monasterio de San Isidro del Campo, también en Sevilla, sin embargo, años más tarde sus restos fueron reubicados por cuestiones de espacio.

En el testamento del español, pedía que antes de que se cumplieran 10 años de su muerte, su cuerpo debía ser regresado a México, que en ese tiempo aún era la Nueva España, para ser enterrado en un monasterio que él mismo mandó a construir en Coyoacán, sin embargo, este recinto nunca se concluyó, pues el cabildo de la ciudad había usado los recursos para otro proyecto.

A pesar de ello, los restos del conquistador fueron enviados a la Nueva España en 1566 en una urna cerrada, y depositados en la iglesia de San Francisco, Texcoco. Para 1629 la urna volvió a cambiarse de lugar, tras la muerte de Pedro Cortés, quien fue el último integrante masculino de la descendencia de Hernán Cortés. Los restos de ambos fueron colocados en un templo Franciscano ubicado en la Ciudad de México.

Posteriormente, en 1794, la urna de Hernán Cortés fue llevada la Iglesia de Jesús de Nazareno, en donde alguna vez Cortés dijo que quería ser enterrado.

Luego de consumarse la Independencia de México, en 1821, los restos de algunos personajes icónicos considerados héroes de la Guerra, fueron traídos a la Ciudad de México. Los restos del conquistador que permanecían en la iglesia de Jesús de Nazareno, causaron enojo en la población, por tratarse de la figura que trajo a los españoles a México, y que inició la conquista.

Una idea que proponía profanar la urna y destruir los restos de Cortés comenzó a tomar fuerza, por lo que el administrador del hospital de Jesús de Nazareno, Lucas Alamán, decidió sacarla y esconderla para evitar que la sociedad se apoderara de ella.

El primer lugar en la que la ocultó fue en la tarima del hospital, que se encuentra a un costado de la iglesia, y que llevaba el mismo nombre, Jesús de Nazareno. Hoy, se conoce solamente como el Hospital de Jesús, y se encuentra sobre la avenida 20 de Noviembre, dentro del Centro Histórico de la Ciudad de México, a unos pasos del Zócalo.

Lucas Alamán puso los restos de Cortés en un lugar secreto, y a la población se le dijo que el cuerpo del español había sido enviado a Italia.

Alamán no quiso que los restos se perdieran, y por ello, dio a conocer la verdadera ubicación de los restos del cuerpo en tres actas “secretas. Una fue entregada a la Embajada de España, otra la envió a los descendientes de Cortés, que vivían en Italia, y la última la guardó en el Patronato del Hospital de Jesús de Nazareno. por más de un siglo, dichas actas permanecieron selladas.

Fue hasta 1946 cuando Indalecio Prieto, político español exiliado en México debido a la época franquista en España, encontró una de estas actas en la Embajada de su país. Al leer el documento, se dio cuenta de que los restos de su compatriota permanecían ocultos en uno de los muros contiguos al altar del templo de Jesús de Nazareno.

El 24 de noviembre de 1946 comenzaron las labores para encontrar la urna, y luego de horas de trabajo, se encontró la bóveda en donde descansaban los restos. Por acuerdo presidencial, se determinó que los restos fueran enviados al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en donde se dio a conocer que, en efecto, los restos eran de Hernán Cortés.

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Autor: I.S. con información de Infobae

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