A potenciar tu memoria para estudiar mejor

No siempre es fácil retener todo lo que estudiamos, ¿verdad? Siempre pensamos en ese trance de ponernos a memorizar folios y folios de apuntes, páginas de libros, cuadernos de notas de que cómo puede ser que a estas alturas del siglo XXI no se haya inventado una pastilla de “memorina” que nos dotase automáticamente de una memoria fotográfica e infatigable.





Es cierto que hay gente que tiene por naturaleza unas dotes excepcionales para memorizar y albergar datos, pero a los que no nacimos Einstein nos toca “trabajar” esa capacidad. Porque, es cierto, la memoria se puede (se debe) entrenar y hacer que las facultades de retención de información sean más elásticas y a la vez más potentes, más musculosas.

En la memoria influyen muchos factores: fí­sicos, psí­quicos, intelectuales, ambientales, etc. Si sabemos eso y controlamos buena parte de estos aspectos, nuestro C.I. no será el de un superdotado pero sin duda agilizaremos las conexiones de nuestra mente con ese baíºl desordenado donde vamos echando todos los datos que leemos o que estudiamos.

En la fase de registro del dato, la primera vez que te enfrentas a la información que has de memorizar, es muy positiva la repetición. Efectivamente, el machacar la lección, el texto, la nomenclatura de un compuesto si estudias Quí­mica o Farmacia, el artí­culo de una ley, si quieres ser abogado. Pero no repitas nunca sin entender lo que estudias: el registro de la información serí­a totalmente hueco, no te servirí­a. Asegíºrate de comprender a la perfección lo que memorizas como un papagayo.

En la fase de retención de dato, comprobando si eres capaz de repetir lo que has leí­do, oí­do o estudiado sin mirar el papel o los apuntes, es muy importante la atención. Tus cinco sentidos (o seis, si eres medio arácnido como Spiderman) deben estar puestos en lo que haces. De nada sirve que repitas y repitas si estás distraí­do pensando en que si acabas pronto la lección vas a salir de copas con los amigos o ver el partido de fíºtbol que echan en la tele o darte un garbeo por la playa… Pon toda la carne en el asador, que ya tendrás tiempo de todo eso. Recuerda que la clave de la productividad es ahorrar tiempo estudiando para precisamente tener mucho tiempo libre para lo que nos hace más felices.

Y en la íºltima de las fases, la del recuerdo del dato, es preciso que hayas creado pistas que hagan que tu mente asocie el momento en que tengas que exponer la lección, o examinarte de lo estudiado en unos apuntes u oí­do en clase, con ese momento anterior: cuando leí­ste la lección, cuando estuviste ese dí­a en clase…. ¿Y cómo se ha eso? Realmente, como seres humanos, nos movemos y actuamos por impresiones, asociaciamos recuerdos a determinados contextos, lugares, perfumes, etc. No me digas que no has oí­do nunca una míºsica e inmediatamente no te han venido a la cabeza cientos de recuerdos que nada tienen que ver con la situación en la que estás en ese momento. Una buena manera de crear esas pistas para recordar mejor es hacer asociaciones: lleva al examen el mismo bolí­grafo con el que estudiaste, o la misma colonia con la fuí­ste a clase el dí­a en que el profe dio la lección que te ha caí­do en la prueba.

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